domingo, 24 de febrero de 2013

Por los llanos del Republicano

Vista de Villaluenga del Rosario
Puentecillo junto a Villaluenga
Hoy volvemos a la Sierra de Cádiz para terminar de conocer Villaluenga, y nos vamos a centrar en el que sin duda es su mayor patrimonio: el natural. Para ello, recorreremos los Llanos del Republicano, partiendo desde la villa y llegando hasta las faldas de la Sierra de Líbar.

 Comenzamos, por tanto, de los aledaños del antiguo hostal Villaluenga, por un camino que comienza a encaramarse por las laderas de una pequeña sierra frente al pueblo. Nada más salir, podemos ver a nuestra derecha un pequeño y precioso puentecillo que cruza un arroyo que baja de las montañas, paralelo al camino. Tras una ascensión corta pero intensa, llegamos a un alto desde el que tenemos unas vistas fantásticas de Villaluenga y la sierra del Caíllo a nuestras espaldas, y de los llanos del Republicano y la sierra de Líbar al fondo.
Al fondo la sierr ade Líbar
Camino de bajada hacia los llanos del Republicano
 Desde ahí, descendemos por un suave camino, tras pasar una cancela, esta vez rodeados de bosques de encinas y pinos hasta llegar a los llanos del Republicano: una amplia llanura a los pies de la sierra de Líbar, sin apenas árboles, y que en época de lluvias nos regala verdes praderas surcadas por numerosos arroyos.

Antes de continuar, es interesante conocer el por qué de la toponimia de este lugar, que se remonta a la Guerra Civil Española. Durante la cual, a la llegada a la zona de las tropas nacionales, algunos republicanos buscaron refugio en las numerosas cuevas de la zona, mientras que otros trataron de huir hacia Málaga, que aún era fiel al gobierno republicano, cruzando la susodicha sierra de Líbar. Dos de estos republicanos, fallecieron en estos llanos, y en su recuerdo, queda el nombre de este lugar.

Sierra de Líbar
Primeros claros de los llanos
Continuando por nuestro sendero, seguimos en línea recta, ya fuera del camino que gira a la derecha, a través de las praderas y vadeando los arroyos que salen a nuestro encuentro, hasta los pies de la sierra de Líbar, donde volvemos a encontrarnos con la vegetación arbórea que se encarama entre sus rocas. Tomamos entonces dirección noreste, a los pies de las montañas, hasta encontrarnos el punto donde se confluyen todos los arroyos de los llanos, y que se adentran entre grandes rocas en el interior de la montaña: la Sima del Republicano.

Llanos del Republicano y sierra de Líbar
Fin del camino
La Sima del Republicano es una cavidad que presenta bellas formaciones kársticas con un desarrollo de 1.100 metros de profundidad y que es considerada uno de los mayores atractivos espeleológicos de la zona. A ella sólo puedan acceder espeleólogos federados con experiencia en la práctica de la espeleología, y que cuenten con la autorización del parque natural.

Llanos del Republicano
En la sima termina oficialmente el sendero, pero decidimos continuar hacia delante para, tras rodear una loma coronada por unas cuantas encinas, dirigirnos a una granja al pie de unos grandes eucaliptos, y que representa la única construcción humana que podemos ver en la zona, aparte de algunos muros de piedra, ya en desuso en su mayoría.

Como ya dije en la anterior entrada, uno de los principales activos económicos de Villaluenga es la ganadería, de ahí que los valles se hayan transformado en praderas, para la alimentación de los animales. Así, podemos encontrarnos tanto razas autóctonas muy adaptadas al medio, como algunas otras algo más seleccionadas para mejorar las producciones. Por tanto, en nuestro recorrido podemos ver al animal más típico de la zona, la cabra payoya (una cabra de gran tamaño, que puede presentar cualquier variedad de capa, que es de aptitud mixta), además de una raza ovina autóctona: el merino de grazalema. De ambas razas se obtienen los exquisitos quesos de la zona, cada vez más afamados. También podremos encontrarnos bovinos, entre los que destacan las razas típicamente andaluzas como son el retinto y el berrendo en colorado, amén de algunos ejemplares de otras más seleccionadas para la producción de carne como el charoláis.
Arroyo en los llanos del Republicano
Primeras estribaciones de la sierra de Líbar
Llegando a la granja, cruzamos un riachuelo por otro pequeño puente muy similar al que vimos nada más salir, y por el que llegamos al camino de acceso de la granja, el cual tomamos para volver hacia Villaluenga. Mientras tanto, podremos disfrutar de una densa dehesa, formada por encinas y alcornoques, que nos depara aún más sorpresas, como una roca al pie del camino con una cabeza de venado grabada.

Así, llegamos de vuelta a Villaluenga tras disfrutar de un agradabilísimo paseo por los llanos del Republicano y la Sierra de Líbar. Aquí me despido de esta bella tierra payoya, que entre la tierra y el cielo, los valles y las montañas, las blancas calles y los arroyos de aguas claras, deparan al viajero paisajes de impresión, y una gente extraordinaria.
Sima del Republicano
Llanos del Republicano desde la sima























 
Arroyo en los llanos
Vaca retinta
Rebaño de oveja en los llanos
Merino de Grazalema
Encina en lo alto de una loma
Puentecillo en los llanos
Zonas con mucha agua en los llanos
Vaca charoláis
Vaca berrenda en colorado
Camino entre la dehesa
Cabeza de venado grabada en la roca



Cabras payoyas



Cabra payoya y vacas retintas
Dedicado a María, por su paciencia y denodada labor como guía.

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