martes, 19 de febrero de 2013

De Vía Crucis en Vía Crucis

Cristo de la Defensión, a su salida, por la calle Sevilla
Este fin de semana, fue el primer fin de semana de cuaresma, aunque don carnal seguía dando sus últimos coletazos, fue el fin de semana de los Vía Crucis extraordinarios, por Jerez y por Sevilla.

Cristo de la Defensión y cortejo litúrgico
Comenzó el fin de semana cofrade con el Vía Crucis de la Unión de Hermandades de Jerez, presidido este año por el Stmo. Cristo de la Defensión, que con motivo del año de la Fe y para intentar captar la mayor cantidad de público posible, fue de manera extraordinaria sobre el paso del Santo Crucifijo de la Salud. Así, a las cinco y media de la tarde, se abrían las puertas del convento de Capuchinos para dejar salir un largo cortejo (con representaciones del estamento militar, el colegio de la Compañía de María, la Unión de Hermandades y hermandades varias), plagado de referencias a la Fe y al camino de la Cruz, que alumbraba el camino del magnífico paso dorado y la soberbia imagen que tallara un valenciano en 1795. Desde allí, se llegó a la Catedral en una tarde fría y encapotada, donde se desarrolló el Vía Crucis en un templo repleto. A las ocho de la tarde se volvió por aquel mismo camino que cada Martes Santo lleva a los nazarenos de morado de vuelta a Capuchinos.

También a las ocho de la tarde, tuvo lugar por el barrio del Pelirón, el Vía Crucis con el Señor del Amparo, de la hermandad del Consuelo con motivo del 10º aniversario de la bendición de la imagen. Un Vía Crucis que regaló a aquellos que pudieron estar presentes la estampa del Nazareno del Pelirón sobre el que será su paso en un futuro, esperemos que no muy lejano, y que hoy ocupa los miércoles santo la Virgen del Consuelo al pie de la Cruz.
Monte-Sión (I estación)

Por otra parte, el domingo debía tener lugar el denominado Vía Crucis Magno de las Hermandades de Sevilla, también con motivo del año de la Fe proclamado por el Papa saliente, que reuniría a catorce pasos de la Semana Santa sevillana. Y bien digo "debía tener lugar", porque como muchos sabéis todo se suspendió por motivo de la lluvia, que hizo presencia en forma de chirimiri a eso del mediodía. Total, que al final no hubo pasos en la calle, pero sí iglesias abiertas para ver los pasos montados y Vía Crucis en la Catedral con el Santo Lignum Crucis de la hermandad de la Vera-Cruz.

Los Gitanos (VII estación)
 Así que lo que tocaba era patearse toda Sevilla de punta a punta para intentar conocer todos los pasos de la Semana Santa hispalense. Para lo cual empezábamos por Triana, calle San Jacinto, para ver en la capilla de la Estrella donde nos esperaba el Señor de las Penas (X estación), por cierto abarrotado de gente a esas horas de la mañana. A continuación fuimos a San Gonzalo, a ver la imagen de Ntro. Padre Jesús del Soberano Poder (III estación), y en busca de la capilla del Cristo de la Expiración, el Cachorro (XIII estación), pero que aún estaba cerrada. Por tomamos camino de vuelta para cruzar el Guadalquivir de nuevo hacia Sevilla. Allí fuimos a la capilla de Montserrat donde esperaba el Cristo de la Conversión del Buen Ladrón (XI estación), y de allí al encuentro del Señor de Sevilla, el Gran Poder (IX estación) que aguardaba en su basílica. La última visita matutina fue a la iglesia de San Lorenzo para ver el misterio de las Siete Palabras (XII estación).

Carmen Doloroso (IV estación)
Pasión (VIII)
Gran Poder (IX estación)
Estrella (X estación)
Tras un descanso para comer y reponer fuerzas en los alrededores de la Alameda de Hércules, fuimos a la iglesia del Ómnium Sanctorum, en la calle Feria, para ver el misterio de la hermandad del Carmen Doloroso: el Señor de la Paz y las negaciones de San Pedro (IV estación). Cuando íbamos a dirigirnos a Monte-Sión, nos enterábamos que habían sacado el paso del Cautivo de Torreblanca (V estación) de Santa Marina, así que allá fuimos, pero para nuestra desgracia, cuando llegamos ya estaban volviendo a entrar y un quisco en muy mala posición nos impidió ver el único paso que se movió aquel día. Por tanto, tocaba volver a la calle Feria para ver en la capilla de Montesión al encuentro del Señor de la Oración en el Huerto (I estación).

Montserrat (XI estación)
Tomando ya camino de la Catedral, pasamos por la iglesia de los Gitanos donde estaba el Señor de la Salud (VII estación), por la iglesia del Santo Sepulcro, que estaba cerrada, para ver al Señor Yacente (XIV estación) y por la Colegial del Salvador, en cuyo centro aguardaba en su trono de plata el Señor de la Pasión (VIII). Por cierto, había una cola enorme para entrar a este último templo, pero por suerte iba rápida.

Atrás quedaban sin visitar el Beso de Judas (II estación) y San Esteban (VI estación), pero es que tan tantas horas de deambular ni la memoria, ni las piernas, ni el tiempo daban para más. En fin, que la lluvia volvió a perseguir al mundo cofrade sevillano y no pudo llevar a cabo este gran acto. Eso sí, a pesar de todos las calles de la capital hispalense estuvieron a reventar de gente.

Sin más que decir, un saludo, ¡y ya queda menos para la Semana Santa!

Siete Palabras (XII estación)

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