domingo, 2 de septiembre de 2012

Paseos nazaríes (V): el Generalife


Rosa en el Jardín Nuevo del Generalife.
Por fin, tras una larga espera para sacar las entradas, y que aquí en el blog se ha hecho eterna (algo así como todo un verano) entramos en la Alhambra. Empecemos por el Generalife, al que entramos pasando junto al teatro homónimo, en el que se celebra anualmente desde hace 60 años el Festival Internacional de Música y Danza de Granada. 
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Jardín Nuevo del Generalife

La denominación de Generalife ha recibido diversas interpretaciones a lo largo de su historia, desde “Jardín” o “Huerta del Zambrero”, “el más elevado de los jardines” o “casa de artificio y recreo”, hasta “Mansión de placer o recreación grande” y “Jardín del citarista”, siendo hoy comúnmente aceptado la de Jardín o Jardines del Alarife, es decir, del constructor o arquitecto.

Tras la conquista en 1492, los Reyes Católicos concedieron la finca a un alcaide para su custodia y aprovechamiento. Dicha alcaidía pasó a perpetuidad, a partir de 1631 a la familia Granada-Venegas, hasta que, después de un largo pleito iniciado en el siglo XIX, se incorporó al Estado en 1921. 

El Generalife, construido entre los siglos XII y XIV, es el palacio utilizado por los reyes musulmanes como lugar de descanso. Fue concebido como villa rural, donde jardines ornamentales, huertos, patios y edificaciones se integran en las cercanías de la Alhambra.

La entrada al edificio del Generalife presenta una curiosa dualidad. De un lado, su apariencia externa tiene un indudable carácter rural que lo asemeja más a un cortijo que a un recinto palaciego; de otro, el acceso mediante la sucesión de dos patios a distinto nivel, como pasos previos al espacio palaciego, lo emparenta de forma clara con el acceso al propio palacio de la Alhambra.
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Jardín Nuevo del Generalife
Tras él, nos adentramos en los Jardines Nuevos, que se creó a raíz de la adquisición del Generalife por el Estado en 1921, en el lugar que antiguamente ocupaban varias huertas, y se divide en tres partes. En 1931 se realizó el tramo más cercano al edificio, al estilo jardín-laberinto, con arquerías de rosaledas y cipreses; en 1951 se prolongó bajo la dirección del arquitecto Prieto Moreno, con una interpretación de jardín musulmán, en el que no faltan los cipreses y las acequias; por último se creó el susodicho teatro.

Acequia en el Jardín Nuevo
Entrada al Palacio del Generalife
Tras cruzar el jardín nuevo, llegamos al Palacio del Generalife, al que accedemos a través de un conjunto de patios. El primero de ellos es el llamado Patio del Descabalgamiento por presentar bancos para apearse de las monturas, en el que también desemboca el camino medieval que daba acceso al recinto. El segundo, que se sitúa a un nivel más elevado, originariamente se encontraba rodeado por galerías con arcos en todos sus frentes menos el central, por el que se sube al interior del palacio.

La entrada al palacio propiamente dicha, se realiza a través de una portadita con elementos de mármol y dintel alicatado. Una escalera nos introduce en el espacio doméstico, distribuido por el patio de la Acequia y dominado por el Pabellón Norte. Éste se abre con la habitual galería porticada, con cinco arcos y alcobas en los extremos, dando paso a la Sala Regia y al mirador de Ismail I.

Del patio de la Acequia cabe comentar que los universalmente conocidos surtidores cruzados, en los que se han inspirado tantas fuentes de todo el mundo, fueron sin embargo instalados en el siglo XIX. Si bien, a un nivel inferior, la excavación arqueológica de 1958, ha permitido conocer su estado primitivo donde se han encontrado doce caños. Tambier decir que la galería de poniente se abrió ya en época cristiana, y que anteriormente estaba formado por una alta tapia y un mirador.

Patio de la Acequia y de fondo el pabellón Norte
 En la Sala Regia cobran protagonismo las yeserías, las tacas y los preciosos capiteles de mocárabes. Asimismo, la distribución interior de la sala responde al esquema usual, con alcobas laterales enmarcadas por arcos. Es muy destacable la cornisa volada de mocárabes por debajo de la armadura del techo.

Mirador de la Galería de Poniente
Vistas desde el mirador de Ismail I

























Desde el patio de la Acequia, a través de la galería de poniente y del Pabellón Norte, podemos ver el Jardín bajo del Generalife, ya presente en el siglo XVI, amén de unas preciosas vistas de la Alhambra, el Albaicín y Granada.


Vistas desde el interior de la Sala Regia
Patio de la Acequia desde el Pabellón Norte
Atravesando la alcoba lateral de la Sala Regia se asciende, al nivel de un corredor abierto, al denominado Patio del Ciprés de la Sultana. La edificación porticada data de 1584, frente a la que se desarrolla un intimista patio ajardinado de gusto barroco. Originalmente todo el espacio estaba ocupado por el baño del Palacio, del que no ha quedado aparentemente nada.
Patio del Ciprés de la Sultana

En el centro se encuentra una alberca con dibujo en planta en forma de «U», en cuyo centro se dispuso, en el siglo XIX, otra mas pequeña de la que sobresale una fuentecilla de piedra. Todo el conjunto está rodeado de surtidores que lanzan agua consiguiendo un ambiente de frescor que ya en 1526 impresionó vivamente al Embajador de la República de Venecia Andrea Navaggiero en su visita al Generalife.

Desde el este patio se puede acceder al Jardín Alto del Generalife, a través de la escalera de los Leones, llamada así por las dos figuritas de loza vidriada que coronan el portón, todo ello del siglo XIX. Estos jardines, distribuidos en diferentes paratas, completan el área palaciega del Generalife al que sirven de cobertura en su parte más elevada, disponiendo por ello de una orientación y de una de las vistas más destacadas de la finca.

Pequeñas fuentes con surtidores entre los parterres cercados, algunos bellísimos ejemplares de magnolios, arbustos olorosos y una cuidada alternancia de ejemplares arbóreos de hoja perenne y caduca, hacen de estos jardines abrigados de los fríos vientos del Norte, un pequeño y romántico jardín botánico, digno de la mejor tradición humanista europea.
Detalle de los pasamanos de la Escalera del Agua
 
Para acceder a la zona más elevada del Generalife se encuentra la Escalera del Agua, subsistente del primitivo recinto, aunque muy modificada, famosa por el agua de la acequia del Sultán deslizándose por los canales de sus muros.A intervalos de tres descansos, en cuyos ejes se sitúan pilas circulares de las que, en su origen, partía un canalillo, hoy perdido; pero sobre los parapetos que bordean la escaleras sí corren canales hechos con tejas invertidas, por los que baja el agua de la Acequia Real permanentemente.

Al final de la escalera del Agua se alcanza la cota más alta del Generalife. De ahí que, como observatorio privilegiado, el administrador de la finca, don Jaime Traverso, construyera en 1836 un Mirador Romántico en estilo neogótico, muy a tono con la época, y verdadero contrapunto con el resto y tal vez con los posibles vestigios de que en ese punto existiera, según apuntan algunos autores, un oratorio musulmán.

Por último, abandonamos el Generalife por el Paseo de las Adelfas, cubierto todo él por una bobeda formada por estas plantas, y el Paseo de los Cipreses, ambos del siglo XIX, que nos permiten volver a contemplar unas maravillosas vistas de la Alhambra, nuestro próximo destino.

Paseo de los Cipreses

Fuente: http://www.alhambra-patronato.es

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