domingo, 30 de septiembre de 2012

Érase una vez que se era







                                                    Érase una vez que se era
                                                    un ser que siendo no fue.
                                                    Si quisiera ser lo que era
                                                    lo era más sin ser.
                                                    Siendo quien se es,
                                                    sea lo que sea, no lo sé.
                                                    Ser o no ser, más supo ser.
                                                    Fuera siendo quien era,
                                                    sería siendo lo sido,
                                                    ser siendo se es.
                                                    He sido lo sido,
                                                    No sé, seguir no sé.
                                                    Sé ser sin ser y
                                                    soy siendo lo sabido.
                                                    Érase una vez que se era
                                                    lo sido y lo vivido.





*Fotos: 1. Agua derramada; 2. Acueducto en la vega del Guadalete

martes, 25 de septiembre de 2012

Paseos Nazaríes (VI): la Medina de la Alhambra


Estructura de la Alhambra:
Pequeña puerta de acceso a la zona alta de la Alhambra junto a la Torre del Agua


La Alhambra nazarí era una ciudad palatina, concebida y edificada para el servicio de la Corte. Su estructura urbana, heredera de la más pura tradición andalusí e islámica, está perfectamente organizada en su desarrollo a lo largo de sus dos siglos y medio de existencia, con las lógicas transformaciones que implica un sultanato inestable y una política cambiante dependiente de pactos y vasallaje.

Un recinto militar para guardia de élite garantizaba desde la Alcazaba la seguridad interior del Sultán, su familia y las Instituciones del Gobierno. La Alcazaba era como una ciudad castrense independiente, estratégicamente situada y comunicada sabiamente con el resto de la Alhambra, en la que vivía la propia guardia con su familia, dotada de viviendas, aljibe, baño,… como cualquier barrio de una ciudad.

Existía un área palacial reservada a la vida del Sultán y su familia más allegada. En ella había oficinas de carácter administrativo, con una distribución claramente protocolaria, haciéndose más privada y áulica según se penetraba en sus dependencias. También había espacios para la reunión de la Sura o Consejo de Visires (ministros) y para las audiencias públicas. El Sultán convocaba fiestas cortesanas coincidiendo con celebraciones destacadas del calendario musulmán o del Estado.

En esta área palatina se distribuyen varios palacios, edificados en distintas épocas, bien mediante la adaptación y redecoración de su antecedente, o bien mediante la construcción o la adicción de un nuevo palacio en su solar. Una calle, que daba acceso a los diversos recintos de los palacios servía también para separarlos y aislarlos del resto de la Alhambra.
Casa de la Medina de la Alhambra

Al servicio de esta corte estaba la Medina de la Alhambra, toda una ciudad pensada para cubrir cualquier necesidad del Palacio. Organizada en torno a una calle principal que asciende suavemente de oeste a este, la ciudad estaba dotada de baños públicos, mezquita, comercios, etc. Junto a la Mezquita estaban la Rauda o Cementerio de los Sultanes y una Madraza.

En la zona baja, tras la Puerta del Vino que le servía de entrada principal había casas, algunas de ellas muy importantes, donde vivían funcionarios y servidores de la Corte, pequeños aljibes y espacios públicos. Hacia mitad de la calle y a sus márgenes, dos  grandes recintos considerados como verdaderos palacios: el de Abencerrajes y el luego ocupado por el Convento de San Francisco.

La zona alta de la ciudad la ocupaba todo un entramado de pequeñas industrias artesanas: hornos para vidrio y cerámica, tenería para curtidos, norias e incluso una ceca para acuñar moneda.

La acequia del Rey (o del Sultán) entraba en la Alhambra por esta zona, mediante un acueducto y un partidor, descendiendo paralela a la Calle Real repartiendo el agua a todo el recinto por un sinfín de canalizaciones. Pequeñas callecitas, callejones y cobertizos completaban el paisaje urbano de la ciudad.

Baño de la Mezquita
Toda la Alhambra estaba rodeada por una muralla que la hacía inexpugnable a cualquier ataque, enlazándola con la muralla general de Granada. En ella abren cuatro puertas principales, dos al Norte, la de las Armas y la del Arrabal, y dos al Sur, la de la Justicia y la de Siete Suelos.
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Se ingresa en la Alhambra a través de la puerta que se abre junto a la Torre del Cabo de la Carrera, tras el cual se cruza la medina artesanal tradicionalmente conocida como "Secano", que constituye un paseo arqueológico en el que pueden verse, además del inicio de la Acequia Real por el Acueducto, los restos de edificaciones con hornos para cerámica, tenerías, casas, junto a la  cara interna de la muralla con sus torres, en parte destruidas en la retirada de las tropas Napoleónicas, en 1812.

Más adelante, y tras dejar a nuestra derecha el Convento de San Francisco, actual Parador Nacional, llegamos a la Calle Real, donde existían diversos edificios públicos, viviendas y pequeñas industrias, algunos de los cuales permanecen transformados por el tiempo y por nuevos usos.

En el primer tramo de la calle destaca especialmente la Iglesia de Santa María de la Alhambra, terminada a principios del siglo XVII sobre el solar de la Mezquita Mayor, así como su baño conservado parcialmente en la casa donde nació y vivió el músico Ángel Barrios, hoy Museo evocador de su figura y del ambiente intelectual del primer tercio del siglo XX.

Baño de la Mezquita Mayor
Las obras del templo se realizaron entre 1581 y 1618, completadas por el arquitecto Ambrosio de Vico siguiendo trazas de Juan de Herrera y Juan de Orea, aunque con fábricas muy humildes en comparación con los proyectos iniciales.

Con planta de cruz latina y capillas laterales, destaca su retablo barroco con grandes columnas salomónicas de 1671, así como el Crucificado y las grandes imágenes de las Santas Úrsula y Susana, de Alonso de Mena.

Iglesia de Santa María de la Alhambra
La titular es la conocida imagen de la Virgen de las Angustias de Torcuato Ruiz del Peral, realizada entre 1750 y 1760, que es procesionada desde este templo en la Semana Santa sobre uno de los más bellos tronos granadinos, que reproduce en plata repujada las arquerías del Patio de los Leones. A su Cofradía perteneció Federico García Lorca. La Iglesia se encuentra consagrada al culto católico y depende del Arzobispado de Granada.

Un poco más adelante, nos encontramos con el palacio de Carlos V. El Emperador decidió construir el Palacio al estilo "romano", probablemente influido por el propio Gobernador de la Alhambra y Capitán General Luis Hurtado de Mendoza, cuya familia jugó un importante papel en la recepción de la cultura italiana en Castilla, aunque el modelo del palacio pudo ser sugerido por Baldasare Castiglione, amigo de Rafael y de Giulio Romano.

Fachada de Poniente del Palacio de Carlos V
El proyecto original se debe a Pedro Machuca, formado en el círculo artístico de la Roma de León X, que dirige las obras entre 1533 y 1550, fecha de su muerte, dejando terminadas las fachadas excepto las portadas de poniente y mediodía. Le sucede su hijo Luis que realiza el patio circular, quedando suspendidas las obras durante 15 años por la rebelión de los moriscos de Granada en 1568.

Escalera del Palacio de Carlos V
Escalera del Palacio de Carlos V

























En 1619 se completa la columnata alta del patio y continúan las obras hasta su abandono en 1637, sin cubrir de aguas el edificio.  El Palacio quedó inconcluso hasta que en 1923 Leopoldo Torres Balbás inicia un programa de recuperación del mismo con destino a museo, que culminará el arquitecto Francisco Prieto Moreno en 1958.

En la elección estilística del Palacio hubo una firme voluntad de expresar una arquitectura "a lo romano", mediante la originalidad de la planta, un círculo inscrito en un cuadrado, y el uso del lenguaje arquitectónico del  pleno Renacimiento. 

Patio del Palacio de Carlos V
Esquina sudeste del Palacio de Carlos V
Del diseño general de la planta cabe destacar el empleo complementario de la Capilla octogonal, figura geométrica que viene a ser una segunda estructura centralizada del Palacio, de gran prestigio en el Renacimiento. 

Al final de la calle llegamos a la Puerta del Vino, que en cierto modo, mantiene una función semejante a la que tuvo en la época nazarí. Es la Puerta principal de acceso a la Medina de la Alhambra, la que encierra, dentro del común recinto amurallado de la fortaleza, el sector residencial y artesano al servicio de la corte.
Portada de Poniente de la Puerta del Vino

Al ser puerta interior su acceso es directo, a diferencia de las puertas exteriores que debían estar más protegidas y eran construidas en recodo. No obstante, en su ámbito interior conserva el espacio necesario y los bancos para la guardia que controlaba el paso.

Estructuralmente  es uno de los edificios más antiguos de la Alhambra nazarí, siendo atribuida su edificación a la época del Sultán Muhammad III (1302-1309), aunque la decoración de sus dos fachadas corresponde a épocas diferentes.

Portada de Levante de la Puerta del Vino
Concretamente la portada de poniente, labrada en piedra arenisca, debe pertenecer a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, aunque la lápida que figura sobre el dintel del arco menciona al  Sultán Muhammad V que gobernó en la segunda mitad del siglo XIV. Esta fachada de poniente era la exterior  por lo que sobre la clave del arco aparece la tradicional llave simbólica.

La portada interior, la de levante, aún siguiendo un esquema semejante, fue decorada en época del segundo mandato del Sultán Muhammad V, concretamente después de 1367, fecha de las campañas militares de Jaén, Baeza y Úbeda. Destacan de su decoración las delicadas albanegas del arco, realizadas en azulejos de cuerda seca, la composición en yesería que enmarca la ventana de la planta superior y los restos de pintura policromada que se conservan a la derecha del arco.

Los palacios de la Alhambra, lamentablemente quedarán para mejor ocasión, pero el próximo día continuaremos con la Alcazaba.


Portada de Mediodía del Palacio de Carlos V e Iglesia de Santa María de la Alhambra
Fuente: http://www.alhambra-patronato.es

domingo, 2 de septiembre de 2012

Paseos nazaríes (V): el Generalife


Rosa en el Jardín Nuevo del Generalife.
Por fin, tras una larga espera para sacar las entradas, y que aquí en el blog se ha hecho eterna (algo así como todo un verano) entramos en la Alhambra. Empecemos por el Generalife, al que entramos pasando junto al teatro homónimo, en el que se celebra anualmente desde hace 60 años el Festival Internacional de Música y Danza de Granada. 
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Jardín Nuevo del Generalife

La denominación de Generalife ha recibido diversas interpretaciones a lo largo de su historia, desde “Jardín” o “Huerta del Zambrero”, “el más elevado de los jardines” o “casa de artificio y recreo”, hasta “Mansión de placer o recreación grande” y “Jardín del citarista”, siendo hoy comúnmente aceptado la de Jardín o Jardines del Alarife, es decir, del constructor o arquitecto.

Tras la conquista en 1492, los Reyes Católicos concedieron la finca a un alcaide para su custodia y aprovechamiento. Dicha alcaidía pasó a perpetuidad, a partir de 1631 a la familia Granada-Venegas, hasta que, después de un largo pleito iniciado en el siglo XIX, se incorporó al Estado en 1921. 

El Generalife, construido entre los siglos XII y XIV, es el palacio utilizado por los reyes musulmanes como lugar de descanso. Fue concebido como villa rural, donde jardines ornamentales, huertos, patios y edificaciones se integran en las cercanías de la Alhambra.

La entrada al edificio del Generalife presenta una curiosa dualidad. De un lado, su apariencia externa tiene un indudable carácter rural que lo asemeja más a un cortijo que a un recinto palaciego; de otro, el acceso mediante la sucesión de dos patios a distinto nivel, como pasos previos al espacio palaciego, lo emparenta de forma clara con el acceso al propio palacio de la Alhambra.
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Jardín Nuevo del Generalife
Tras él, nos adentramos en los Jardines Nuevos, que se creó a raíz de la adquisición del Generalife por el Estado en 1921, en el lugar que antiguamente ocupaban varias huertas, y se divide en tres partes. En 1931 se realizó el tramo más cercano al edificio, al estilo jardín-laberinto, con arquerías de rosaledas y cipreses; en 1951 se prolongó bajo la dirección del arquitecto Prieto Moreno, con una interpretación de jardín musulmán, en el que no faltan los cipreses y las acequias; por último se creó el susodicho teatro.

Acequia en el Jardín Nuevo
Entrada al Palacio del Generalife
Tras cruzar el jardín nuevo, llegamos al Palacio del Generalife, al que accedemos a través de un conjunto de patios. El primero de ellos es el llamado Patio del Descabalgamiento por presentar bancos para apearse de las monturas, en el que también desemboca el camino medieval que daba acceso al recinto. El segundo, que se sitúa a un nivel más elevado, originariamente se encontraba rodeado por galerías con arcos en todos sus frentes menos el central, por el que se sube al interior del palacio.

La entrada al palacio propiamente dicha, se realiza a través de una portadita con elementos de mármol y dintel alicatado. Una escalera nos introduce en el espacio doméstico, distribuido por el patio de la Acequia y dominado por el Pabellón Norte. Éste se abre con la habitual galería porticada, con cinco arcos y alcobas en los extremos, dando paso a la Sala Regia y al mirador de Ismail I.

Del patio de la Acequia cabe comentar que los universalmente conocidos surtidores cruzados, en los que se han inspirado tantas fuentes de todo el mundo, fueron sin embargo instalados en el siglo XIX. Si bien, a un nivel inferior, la excavación arqueológica de 1958, ha permitido conocer su estado primitivo donde se han encontrado doce caños. Tambier decir que la galería de poniente se abrió ya en época cristiana, y que anteriormente estaba formado por una alta tapia y un mirador.

Patio de la Acequia y de fondo el pabellón Norte
 En la Sala Regia cobran protagonismo las yeserías, las tacas y los preciosos capiteles de mocárabes. Asimismo, la distribución interior de la sala responde al esquema usual, con alcobas laterales enmarcadas por arcos. Es muy destacable la cornisa volada de mocárabes por debajo de la armadura del techo.

Mirador de la Galería de Poniente
Vistas desde el mirador de Ismail I

























Desde el patio de la Acequia, a través de la galería de poniente y del Pabellón Norte, podemos ver el Jardín bajo del Generalife, ya presente en el siglo XVI, amén de unas preciosas vistas de la Alhambra, el Albaicín y Granada.


Vistas desde el interior de la Sala Regia
Patio de la Acequia desde el Pabellón Norte
Atravesando la alcoba lateral de la Sala Regia se asciende, al nivel de un corredor abierto, al denominado Patio del Ciprés de la Sultana. La edificación porticada data de 1584, frente a la que se desarrolla un intimista patio ajardinado de gusto barroco. Originalmente todo el espacio estaba ocupado por el baño del Palacio, del que no ha quedado aparentemente nada.
Patio del Ciprés de la Sultana

En el centro se encuentra una alberca con dibujo en planta en forma de «U», en cuyo centro se dispuso, en el siglo XIX, otra mas pequeña de la que sobresale una fuentecilla de piedra. Todo el conjunto está rodeado de surtidores que lanzan agua consiguiendo un ambiente de frescor que ya en 1526 impresionó vivamente al Embajador de la República de Venecia Andrea Navaggiero en su visita al Generalife.

Desde el este patio se puede acceder al Jardín Alto del Generalife, a través de la escalera de los Leones, llamada así por las dos figuritas de loza vidriada que coronan el portón, todo ello del siglo XIX. Estos jardines, distribuidos en diferentes paratas, completan el área palaciega del Generalife al que sirven de cobertura en su parte más elevada, disponiendo por ello de una orientación y de una de las vistas más destacadas de la finca.

Pequeñas fuentes con surtidores entre los parterres cercados, algunos bellísimos ejemplares de magnolios, arbustos olorosos y una cuidada alternancia de ejemplares arbóreos de hoja perenne y caduca, hacen de estos jardines abrigados de los fríos vientos del Norte, un pequeño y romántico jardín botánico, digno de la mejor tradición humanista europea.
Detalle de los pasamanos de la Escalera del Agua
 
Para acceder a la zona más elevada del Generalife se encuentra la Escalera del Agua, subsistente del primitivo recinto, aunque muy modificada, famosa por el agua de la acequia del Sultán deslizándose por los canales de sus muros.A intervalos de tres descansos, en cuyos ejes se sitúan pilas circulares de las que, en su origen, partía un canalillo, hoy perdido; pero sobre los parapetos que bordean la escaleras sí corren canales hechos con tejas invertidas, por los que baja el agua de la Acequia Real permanentemente.

Al final de la escalera del Agua se alcanza la cota más alta del Generalife. De ahí que, como observatorio privilegiado, el administrador de la finca, don Jaime Traverso, construyera en 1836 un Mirador Romántico en estilo neogótico, muy a tono con la época, y verdadero contrapunto con el resto y tal vez con los posibles vestigios de que en ese punto existiera, según apuntan algunos autores, un oratorio musulmán.

Por último, abandonamos el Generalife por el Paseo de las Adelfas, cubierto todo él por una bobeda formada por estas plantas, y el Paseo de los Cipreses, ambos del siglo XIX, que nos permiten volver a contemplar unas maravillosas vistas de la Alhambra, nuestro próximo destino.

Paseo de los Cipreses

Fuente: http://www.alhambra-patronato.es